La Rioja Alavesa, conocida por sus exquisitos vinos y paisajes idílicos, es también un tesoro de historias y leyendas que han pasado de generación en generación, añadiendo un encanto místico a esta región.
La bruja de la Chabola de la Hechicera

La Chabola de la Hechicera es un dólmen megalítico (una construcción formada por varias losas que forman una especia de chabola) está situado en las afueras de Elvillar, cerca de Laguardia.
Hoy en día el dolmen ha sido ya investigado por arquólogos, y está acondicionado para ser visitado de forma gratuita por cualquier persona.
Pero en Laguardia existe la leyenda de que, durante la mañana del día de San Juan, se escucha el canto de una mujer que convierte en piedra a aquellos que la ven…
Y esa leyenda ha calado hondo entre los habitantes de los pueblos de la zona, porque el propio José Miguel Barandiaran, arqueólogo que participó en el primer sondeo de la chabola bromeó diciendo que las piedras del conjunto megalítico no son piedras originales, sino vecinos de la localidad de Elvillar que fueron petrificados…
El origen de los nombres de la Rioja Alavesa

Existe también una leyenda que sostiene que los nombres de cada pueblo de la Rioja Alavesa provienen de fundadores romanos.
De tal forma, los nombres de los pueblos serían formados así:
- Elciego sería fundado por un tal Elcius
- Lanciego por un tal Lancius
- Samaniego por un tal Samanius
- Oyón por un tal Ulius
- Etc.
También se dice que, por ejemplo, Elciego debe su nombre a una persona ciega que hizo una venta en el lugar en el que hoy en día se asienta el pueblo…
Fantasmas en varios pueblos

Hay leyendas sobre la existencia de fantasmas en varios pueblos de la zona, y los más destacables son los casos de Villabuena de Álava y Leza.
Se dice que en el palacio de Villabuena de Álava existe un fantasma que pasea por las diferentes estancias del edificio. Es más, se deben poder escuchar claros pasos sobre la vieja escalera de madera del edificio, pero sin nadie visible en ellas.
El caminar de ese fantasma debe dirigirse hacia un uniforme de un antepasado carlista de la familia, donde acaba siempre el sonido de los pasos.
El fantasma de Leza, en cambio, se escucha dentro de un caserón de la calle mayor de la villa, donde hoy en día se ubica el centro social de jóvenes de la villa.
Varios vecinos de la localidad aseguran que en ese edificio ocurren sucesos extraños, como sonidos, movimientos de objetos o luces que se apagan y encienden.
Las lágrimas saladas de Buradón

Salinillas de Buradón es un pueblo que tiene un salar natural del que históricamente se ha extraído ese valorado bien.
Pues bien, detrás de la existencia del salar de Salinillas existe la siguiente leyenda:
Se dice que Fernán de Oñate, señor de Buradón, se enamoró ciegamente de una princesa sarracena, que era hija de un enemigo del señor.
Zoraida, la princesa, también se enamoró de Fernán de Oñate, y al casarse le pidió que nunca atacara a las tropas de su padre.
Por desgracia, más tarde, las tropas del padre de Zoraida atacaron a Fernán, y este se defendió con sus tropas.
Debido a eso, Zoraida quedó desolada y comenzó a llorar sin parar, y de sus llantos se creó el famoso manantial de agua salada de Salinillas de Buradón.